El pasado 13 de Octubre, se celebró la exaltación del fuero de Brañosera. (Palencia) Un pueblo vecino al mio, que tiene el privilegio de ser el primer ayuntamiento de España desde el año 824. Cada año, lo dedican a un tema diferente y este, ha sido: " El relevante papel de la mujer en la historia" .La invitada de honor fué, CristinaAlmeida , exdiputada y exsenadora,destacada abogada laboralista y ferviente luchadora en favor de los derechos de la mujer, con la que tuve el placer de hablar unos minutos.
El alcalde del municipio, me pidió que escribiera algo para presentar el acto, y decidí hacer un relato que titulé "La verdadera mujer",  



                                                   
Leyendo el relato

Charlando con Cristina Almeida

     
                                              
Recita Jorge del Nozal



La verdadera mujer


Un inmenso holograma se proyecta en el telón de la historia, aparecen y desaparecen figuras femeninas como sombras escondidas.
Hoy el aire huele a ternura, a inteligencia, a bondad, a constancia, a valentía, a elegancia, y a eficiencia.
Hoy el aire  huele a mujer.
Las inquietudes, frustraciones y  deseos, que quedaron  ocultos en el devenir de la historia, pugnan  por salir victoriosos.
Mientras tanto en la cocina,   escondida tras la indiferencia de las cazuelas, María,  una mente inquieta y atrevida, trata de componer mentalmente un pequeño minueto que  guardaría en su abultada carpeta de “obras sin estrenar”.
A los catorce años  compuso su primera obra musical y a los veintidós ya había escrito más de cien. Intentó constantemente y sin resultado que interpretaran sus obras, aunque no fuera ella la directora, pero la sociedad machista de la época, se burlaba sin ni siquiera leer o escuchar su música. “que va a saber una mujer de sonidos, de belleza, de sensibilidad...” le repetían con una sonrisa sarcástica los compositores de entonces. María, había nacido en una familia acomodada que la educó en todas las artes, pero ella demostró un don especial para la música que no le dejaron desarrollar  de cara a la sociedad, y  terminó siendo simplemente una buena esposa y ama de casa, aunque de puertas adentro, nunca abandonó su sueño. Se enamoró de un apuesto músico que  creyó en ella y  con el que acabó casándose. Al ver que su mujer no conseguía  estrenar sus obras,  por su condición femenina, se ofreció a dirigirlas el, aunque las presentaría compuestas por Freddy  un seudónimo masculino que se inventó. Desde la primera interpretación, fue un éxito y al poco tiempo todo el mundo quería conocer a Freddy. Ella  acudía a los estrenos  en los mejores auditorios del país y disfrutaba de sus éxitos, pero nunca podía agradecer los aplausos porque ella no era Freddy. Él era un hombre, inventado, sí, pero un hombre. Asistía a las fiestas que se celebraban para homenajearle, pero siempre en calidad de dama invitada, nunca como compositora brillante que es lo que en realidad era. La época en que nació, no permitía que las mujeres sobresalieran y mucho menos que triunfaran en ciertas disciplinas, relegadas única y exclusivamente a la pobre, triste y engañosa superioridad del hombre. No obstante, María no cayó en el desánimo y siguió estudiando y componiendo música, y es más, a las dos hijas que tuvo las educó igual que habían hecho sus padres con ella. Las dos estudiaron música y una de ellas, Rosa, demostró poseer unas cualidades innatas para el piano y la composición.
A la edad de setenta y cinco años compuso su décimo sexta sinfonía en cuatro movimientos y se atrevió a aumentar la orquesta con voces solistas y coros, lo cual era algo excepcional  a mediados del siglo XVIII.
Esta obra fue tan sublime y monumental que llegó a oídos del rey y ordeno que se estrenara en palacio para celebrar el quinto aniversario de su coronación. La dirigió como todas sus obras su esposo del alma Ricardo Sonner.
Al finalizar la interpretación y  tras diez minutos de aplausos, se dirigió  al Rey y demás asistentes, y confesó el secreto que había ocultado durante tantos  años. Consideró que no se podía ocultar por más tiempo a un genio tan maravilloso y que había regalado tantos momentos de felicidad con su música, aunque fuera una mujer. La sociedad tendría que quitarse la venda de los ojos y aceptar y mirar de frente  a la señora María Huidobro. El director se dirigió hacia la silla que ocupaba y tendiéndole la mano con gran solemnidad presentó  a su protegida, maestra y esposa al Rey y a la alta sociedad que asistía al concierto. En segundos, una explosión de aplausos de admiración envolvió el salón de baile de la Corte Real.
María, con una elegante y contenida sonrisa, y unas lágrimas de felicidad que iluminaron sus mejillas,  agradeció los aplausos de reconocimiento y soñó por unos instantes con el legado que dejaría a su hija y a todas las mujeres del mundo.

        Jorge del Nozal 13-10-2015
                                                  


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